Una gran parte de Holanda se habría inundado si no fuera por las increíbles e innovadoras obras hidráulicas para el drenaje de la tierra que iniciaron en la Edad Media. Esta tecnología de manejo de agua está perfectamente ilustrada por las instalaciones en la zona de Kinderdijk-Elshout, una red de molinos de viento muy bien conservada, que se convirtió en 1997 Patrimonio de la Humanidad debido a su excepcional testimonio de la adaptación humana a su entorno natural.
Situado a sólo 16 kilómetros de Rotterdam, Kinderdijk es conocida por su especial colección de 19 molinos de viento, auténticos, que componen un paisaje hecho por el ser humano con todas las características típicas asociadas con esta tecnología: diques, embalses, estaciones de bombeo, edificios administrativos y, por supuesto, los molinos.
Este destino además de ser perfecto para familias, es idóneo para un paseo romántico o incluso una oportunidad muy interesante de picnic.
Visita Kinderdijk y deja que los reflejos del agua deleiten tu vista mientras la experiencia cultural te ofrece una especie de viaje en el tiempo.
Consejo: visita el museo instalado en uno de los molinos, la experiencia de estar dentro de este mientras está en funcionamiento y ver cómo vivía (y aún vive) la gente en sus interiores ¡vale la pena!