

La charrería es una práctica emocionante que conjuga tradición y destrezas. Cada paso, cada lanzamiento del lazo y cada acrobacia en el escenario revelan el refinamiento y la maestría de una serie de rituales cuidadosamente ensayados. A medida que te sumerges en esta experiencia, las narraciones explicativas te permiten comprender los aspectos técnicos de lo que estás presenciando. Así, descubres la sincronización de los galopes, identificas patrones de movimientos precisos y te dejas hipnotizar por la increíble conexión entre jinetes y caballos, así como por las indudables referencias a nuestro lado más salvaje.
No se trata nada más de lo que ves y por eso es mucho más que un simple espectáculo. Cada movimiento es complementado a través de las vibraciones de las gradas, el olor a tierra te alerta de la proximidad con el escenario, de hecho puedes saborear los fragmentos de polvo que se adhieren a tus labios y entre los sonidos distingues gritos, porras y música.
Allí se despiertan todos los sentidos y transmiten la pasión de esta celebrada herencia.


Escaramuzas, el charro femenino
Aunque solo hay “Charros” masculinos, esto no significa que la mujer no tenga su lugar en esta disciplina, pues las féminas también cuentan con un rol y espacio competitivo. Con la notable diferencia de que lo hacen bajo un nombre distinto: “Escaramuzas”. Estas figuras femeninas exhiben en todo momento una especial determinación y fortaleza, desde sus distintos roles y edades.
Un legado vivo reconocido por la UNESCO
La “Charrería”, deporte nacional y expresión viva de la cultura de México, es una práctica tan arraigada y característica que fue reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Esto significa que quienes la practican son portadores originarios, sujetos que ejemplifican y perpetúan elementos intangibles de su sociedad. Si prestas atención, notarás como son pasados de generación en generación, justo ante tus ojos.


La ética de la cultura
Si bien es cierto que el turismo cultural nos invita a explorar y apreciar diversas manifestaciones culturales, es también importante reconocer que nuestras valoraciones varían según nuestras perspectivas y valores personales. Al igual que otras tradiciones que incluyen animales, las Suertes Charras son tanto admiradas como rechazadas y cuestionadas por sus aspectos éticos.
Ante la oportunidad, ¿te animarías a ir las “Suertes Charras”? ¿Cuál es tu postura al respecto?
